Los Dueños del Mundo.

jueves, 26 de enero de 2012


Esos personajes bautizados como socios de un extravagante club, presentan de cuando en cuando panoramas bastantes turbios. Posiblemente no se acordarán de quien en el mes de Mayo de 1.988, la embajada  de los EE.UU. en Madrid, remitió una queja a la Dirección General de Protocolo del Ministerio de Asuntos Exteriores, sobre un conflicto planteado por dos Órdenes de Malta, mediante la exhibición de pasaporte diplomático, obtenido con visado para  entrar en los EE.UU.

Los servicios  secretos españoles y estadounidenses se pusieron en “alerta”. Cuando un extraño personaje llamado Samuel Rosembaum fue hallado muerto en el Aeropuerto de Barcelona, junto a un “maletín” con 82.000.000 de pesetas y un pasaporte falso de la Orden de Malta.

Los propios caballeros de Malta, se alarmaron por lo ocurrido, y uno se pregunta: ¿Trabajaba por intereses particulares o bien, los auténticos dueños del mundo se niegan a darse a conocer, y por ese motivo utilizaron la Orden de Malta o la Masonería?

Los increíbles cambios políticos en el Oriente Medio de forma significativa, explica desde  el punto de vista económico, como se hace sirviendo a los banqueros, a las multinacionales y a los políticos a lo largo y ancho del mundo.

Los Dueños del Mundo, causantes de la grave crisis económico-financiera, siguen dirigiendo los destinos de toda la Humanidad. Hoy por hoy, ningún gobierno del mundo puede someterlos al control de toda la sociedad. Algunos de los acontecimientos secretos han sobrevivido hasta la fecha con los políticos, banqueros y los dueños del mundo. Esta es la realidad y no otra.

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Sobre este blog

"Soy humano; nada humano me es ajeno". Terencio

"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
Martin Niemoller

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