Aunque la mona se vista de seda.

jueves, 12 de enero de 2012

Nadie en su sano juicio podría pensar que hoy, Ana Botella, se haya adherido a las más de similitudes de Esperanza Aguirre; es decir al cambio de estilo comunicativo, ¡claro está! para despegar: “Su cambio de imagen es paralela”. Las peras y las manzanas también las metía Aguirre cuando fue ministra; se las ingenió para ser “cercana” y organizó actos vistosos populistas (que viste muy bien), porque ahora le conviene.

Quien espere alguna pifia de Ana Botella o escudarse en alguna declaración radical se puede llevar una sorpresa. La alcaldesa se ha despojado de lo distante, de lo ostentoso, radical, impulsiva y autoritaria para convertirse, por obra y gracia de la alcaldía, en la más cercana, austera, moderna, protocolaria y dialogante: ¡Lo que son las cosas!

Los asesores de comunicación política del PP se lo han programado todo, incluso la estrategia social, ¡Uy los pobres de Cristo!, como actos sociales con los desfavorecidos (no faltaría más), cercana y dialogante con todos los que menos tienen sin imposiciones en sus apariciones políticas ¡Hay que ver como se presenta con la piel de cordero!, su segunda visita al albergue para indigentes o la entrega de pisos para jóvenes, sus reuniones con la patronal y sindicatos y un largo etcétera.

¿Dónde está aquella Ana Botella, prisionera de su marido Aznar y su defensa del tradicional catolicismo de la Conferencia Episcopal? Al final le ha llegado la hora de ser alcaldesa de todos los madrileños. Su “agenda” busca proyección social, después de tanto desahuciado y parados, para lograr acercarse a ellos con la seguridad de que lo consigue, ¿por que mueve el rabo el perro? Por el pan.

Los esfuerzos por moderarse son claros y ¿qué pasará con la religión? En cuanto a la estética se va modificando; es decir ya va sin complementos para dejar atrás la imagen del barrio de Salamanca y aproximarse al pozo del tío Raimundo.

Nadie se esperaba que Ana Botella, esposa del ex presidente del Gobierno Aznar, se lanzara a decirnos a todos: “juzgarme por mi situación conyugal es un machismo de los más antiguos”.

La mutación de la alcaldesa de Madrid.

  • Más cercana, con actos sociales para alcanzar legitimidad. Quiere ser la alcaldesa madrileña de todos los desfavorecidos, una vez hechos los pobres.
  • Discurso moderado, para no causar rechazo con la “izquierda” con sus pasadas actuaciones radicales, autoritarias y catolicismo repelente.
  • Sin salirse del guión, menos impulsiva y menos improvisaciones por las malas pasadas de las “peras y manzanas”.
  • Su equipo propio (no faltaría más, lo pagamos todos), con concejales fieles para marcar estilo.
  • Vestuario, sobrio, juvenil, sin “joyas” evitando su apariencia ricachona de su anterior imagen en mensaje a transmitir.
  • Diálogo, con todos los colectivos desvinculándose de su anterior imagen. ¡No saben quién soy yo!
A todo esto debe añadírsele el cambio de imagen en su peinado para transformarla en más humana y discreta.
¡Qué bien le cae a la loba, la piel del cordero! Y a la señora alcaldesa de Madrid también.

Imagen: Ana Botella. Alcaldesa de Madrid por el Partido Popular.

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Martin Niemoller

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