¡QUÉ DESGRACIA AMIGOS!
jueves, 3 de noviembre de 2011
Que desgracia con tantos actores para un solo drama que nos han echado encima: cinco millones de parados, autónomos cerrando, juzgados desahuciando con un tan largo etcétera protagonizando el drama que no nos merecemos y del que resulta difícil salir, por culpa de la tan cacareada crisis económica mundial que no provocamos y sin embargo nos vemos envueltos en ella.
Que desgracia con unos sindicatos burocratizados y enroscados en los que aún tienen empleo, defiendan sus privilegios considerados del pasado y tomándonos a todos por idiotas de la crisis.
Que desgracia con la corrupción, a la que se le recompensa políticamente, el corrupto triunfa y el deshonesto brilla, y la mentira se convierte a diario en herramienta de propaganda en general y electoral, mientras se reclama a toda voz, la ética y la moral cívica en un ambiente de grosería, de cinismo y falsedad en televisiones y periódicos diariamente.
¡Amigos! Demasiados millones de condenados a aguantar el cálculo de unos y el egoísmo de otros, porque con los planes del recapitalizar la banca y el resquebrajamiento del pueblo soberano, poco le queda para la desesperación y puede que no se tarde mucho tiempo en que la rebeldía concluya desgraciadamente, en tragedia. Hace falta, amigos, tener mucha entereza para pedir dinero prestado a tus padres que viven de una mísera pensión; hay que tener una grande fortaleza, para decirle al amigo que necesitas de su ayuda.
Hay que tener confianza plena para confesarle a tu esposa y compañera, que tienes que sacar al niño del colegio porque no puedes pagarlo. Hay que tener y disponer de una energía a prueba de bomba de neutrones, para que te deje paso para salir del túnel para ver la luz que no hay, y que cada mes que pasa las dificultades son más extremas. Por último, hay que tener mucha entereza parta seguir dándole vueltas a la cabeza, para comprender la “recapitalización bancaria” y ver pasar la “descapitalización del pueblo soberano” que ahora no pinta nada, solamente votar a aquellos que le indican y empobrecerse cada día más, hasta no tener para comer: ¡qué desgracia humana!
Imágen: El Roto
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