Carambola Gallardón-Botella

lunes, 2 de enero de 2012


Amable amigo que nos sigue: Mire usted por donde Ana Botella, esposa del ex presidente del Gobierno Aznar, es Alcaldesa de Madrid y su esposo consorte por obra y gracia de Gallardón, donde manda Esperanza Aguirre, otro pulpo de esta democracia.

Con retraso Gallardón ha puesto su “hoja de ruta” en marcha y le ha salido bien. El, ya es ministro de Justicia colándose en la hipotética sucesión de Rajoy, y Aznar ya tiene a su esposa al frente de la capital del reino y de los negocios.

Ana Botella, alcaldesa por carambola programada, aunque algunos piensen que cuando su esposo Aznar era presidente de Gobierno ya algunos quisieron lanzarla como la Hilary Clinton a la española. En aquél entonces no fue posible según parece, se decía que no tenía discurso propio (recuerden lo de las peras y manzanas) o la negación de la contaminación de Madrid, pero ¡ojo! ahí está y no conviene menospreciarla aunque arrastre aires de medio pijo y rancio, a la sombra de Rouco Varela, cardenal y Arzobispo de Madrid-Alcalá y de la Conferencia Episcopal Española.

Habrá quien piense que alcanzó su mejor nivel de incompetencia para cumplir, pero sospechamos que Aznar y sus afines están convencidos de que su Ana Botella puede aspirar aún a más, y mucho más, como la canción. Para empezar es la primera mujer que Gobierna la capital de España, que no es moco de pavo, “cambian las personas, pero se mantiene el proyecto político” aclaró ella.

La alcaldesa aseguró que Madrid optará a ser sede olímpica, con el permiso del señor duque y la polución madrileña, uno de los graves problemas  que tiene no le importa. Franco y la Iglesia eran dueños del país que se llama España y sus habitantes eran los siervos, camino vamos de ello, a partir de ahora, sino al tiempo.

0 comentarios:

Sobre este blog

"Soy humano; nada humano me es ajeno". Terencio

"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
Martin Niemoller

Síguenos en: