OTRO MUNDO ES POSIBLE

jueves, 10 de febrero de 2011

Es un hecho histórico que el liberalismo reformista y el socialismo democrático vienen suavizando los males del capitalismo industrial, aunque, como se ve, no lo han podido frenar; nos referimos al capitalismo inmoral que impera en el mundo. Sin embargo seguimos pensando que otro mundo alternativo es posible; ahora bien ¿quién es el guapo que pone coto a estos desmanes? En estas últimas décadas se ha comprobado los estragos causados. Por eso es esencial, el poseer un sistema jurídico eficaz, porque ante los hechos, el imperio de la ley es esencial a toda democracia. Pensemos que no consiste solo en votar y elegir los representantes, sino también conferir soberanía, en el caso de Europa, a los tribunales de justicia y a la ley, aplicando criterios socialdemócratas con rigor y potenciando la redistribución y desarrollo del sistema educativo para toda la Comunidad Económica Europea.

Los escándalos financieros y la naturaleza cíclica de la economía capitalista nos ha llevado a la grave situación económica de corrupción y ganancias desorbitadas de algunos, incluso, "bonos blindados" de algunos y los dineros de otros en paraisos fiscales lo han hundido todo. Pero tal como va el asunto, el porvenir del orden capitalista está asegurado. Habrá pues, que cambiarlo con la creación de microempresas, multiplicación de las empresas medianas, legislar a favor del sector cooperativo y la altruista de las ONG'S, con sus granos de arena, etc... pero para ello en Europa tendremos que hacer además del mercado, una Europa totalmente democrática, en el mejor sentido de la palabra.

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Sobre este blog

"Soy humano; nada humano me es ajeno". Terencio

"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
Martin Niemoller

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