LA DÉCADA PERDIDA DE LOS EE.UU.

domingo, 9 de octubre de 2011

Sí, porque Afganistán acaba de iniciar una nueva fase de violencia y su violencia natural es hacia los estragos entre una población poco preparada para enfrentarse en este otoño, tras décadas de guerras.

Los EE.UU. y sus aliados han batido amplias zonas del país con aviones modernísimos lanzando grandes ofensivas contra un “enemigo” que no ven, e indudablemente, se han ganado el “odio” de la población Pastún. Y esta desgraciada población afgana, está llegando a preferir la “injusticia al desorden” ¿Cuándo los EE.UU. y sus aliados se darán cuenta de la siembra de odio por doquier por sus ansias imperialistas? ¿Cuándo? La esencia de esta guerra asimétrica de enorme desproporción entre un ejército poderosísimo que utiliza maquinaria infernal en sus operaciones militares y partidas de milicianos que conocen el terreno y se evaporan con gran facilidad. Entonces había 32.000 soldados desplegados, entre ellos, 690 españoles. Durante el último quinquenio se multiplicó por cuatro el número de soldados hasta alcanzar los actuales de 133.000 a cambio de dispararse también el número de víctimas, la mayoría de los EE.UU., Reino Unidos y Canadá.

La situación es gravísima y la receta americana no funciona, porque nunca funcionó ni aquí ni donde siempre se han metido. La inseguridad es manifiesta y la corrupción gubernamental desperdicia cualquier mejora objetiva, y esto no lo decimos nosotros, sino una encuesta de la Fundación Thomson Reuters del pasado mes de junio de este año 2.011 quien sitúa a Afganistán como el lugar más peligroso del mundo.

Los EE.UU. son incapaces como se repitió en Iraq con el ejército de Saddam Hussein por no mirar hacia atrás. El gasto militar superó los MIL MILLONES DE DÓLARES, cantidad que invertida en la mejora del bienestar social del mundo, habría creado muchos más adeptos a los EE.UU. ¡seguro!

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"Soy humano; nada humano me es ajeno". Terencio

"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
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Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
Martin Niemoller

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