HACIA EL CORAZÓN DE LA MALDAD HUMANA

martes, 9 de agosto de 2011

¡Qué vergüenza! Que uno de los diarios más importantes de Palma de Mallorca, se dedique a alardear con grandes titulares las “grandes y lujosas fiestas” de la princesa Ira de Fürstenberg, haciendo gala de UNA VIDA DE ELEGANCIA EN SU HONOR, que la convirtió en un icono social irrepetible. Esta aristócrata señora le gusta hacer lo que le da la gana y va por el mundo presumiendo de ser bohemia de lujo, mientras la hambruna aparece por Somalia y en nuestro propio país. Esta creadora de objetos de lujo fue esposa de Alfonso de Hohenlohe, creador de Marbella con quien casó con 15 años con una fastuosa boda; más tarde divorciada, volvió a casarse con el mítico Baby Pignatari que tampoco funcionó, mientras los parados, los embargados y los sin pan, se llevan unos bocados lujosos de cómo vive cierta aristocracia y que se permiten, además, DECLARAR QUE EL LUJO ESTÁ EN CHINA y si no se hacen más fiestas lujosas, dice, es porque “tenemos miedo del qué dirán”, de los impuestos y otras lindezas como “ni la duquesa de Alba da grandes fiestas por miedo al qué dirán”.

¡Señores! ante tanta desfachatez, que tanto gusta a este nuestro pueblo, sin pan, sin piso y sin trabajo se la oye decir de la existencia de dos tipos de princesas, las de cuna que ya no quieren ser princesas y las de cama ¡que fina la señora! ¡Qué pena de aquél mundo aristócrata que ya no existe! dice, aunque hay personas (tratándose de aristocracia), que quieren vivir con cierta elegancia, lejos de lo que ella llama vulgaridad, se refiere a “dinero y calidad” que es lo que vale, porque la calidad del dinero también vale y mucho, pero no para sacar de la hambruna a los seres humanos aunque manden alguna ONG a remediarlo.

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Sobre este blog

"Soy humano; nada humano me es ajeno". Terencio

"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
Martin Niemoller

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