BUSCANDO “LA ESPERANZA”: LA IGUALDAD PÉRDIDA.

sábado, 16 de julio de 2011

Frachega buscando la “IGUALDAD PERDIDA”, se adentra en los primitivos europeos para encontrar una conciencia difusa envuelta en la niebla de lo legendario, de un tiempo pasado en que todos los hombres eran iguales; de padres a hijos se transmitían -impuesta por la jerarquía social- la aspiración a la igualdad que solo conseguían hacer realidad en algunas festividades, como en las Saturnales romanas donde se recuperaba a través del rito y de la lúdico esa “igualdad total” e incluso se llegaba a la inversión de los puestos de forma que los esclavos podían vestir los trajes de sus señores, pero todo esto es época pasada.

La conmoción política que se produce en Europa, al ver que en Francia ruedan las cabezas de los gobernantes, obliga a que el rey de España, Carlos IV de la orden de una rigurosa vigilancia en las fronteras, para impedir que “libros” y “seguidores” pudieran turbar la conciencia de sus súbditos, al tiempo que daban marcha atrás al “proceso modernizador” del país, que tanto lo necesitaba, iniciado por Carlos III; porque ya de aquella y al igual que la dictadura de Franco, todo atentado contra el “altar” y el “trono” estaba considerado como un atentado que ponía en peligro los cimientos de la sociedad y de la monarquía.

Los sueños de conseguir una sociedad más igualitaria que tuvieran las libertades y no se vinieran abajo – algo parecido a la situación actual – al quedar el pensamiento renovador totalmente yugulado por las cadenas, tormentas y muertes que impuso la represión de Fernando VII, 1.814 – 1.833 exceptuando el trienio liberal de 1.820 – 1.823.

En estos años, en Europa se propagaban unas coordenadas intelectuales en lo que lo “social” predominaba sobre lo “particular”, se hacían análisis del “nuevo ser humano” y se imponían las bases para una sociedad más igualitaria, partiendo del sonsonete “utópico”, pero partiendo además, de la bondad natural del hombre, se creía que los cambios de la estructura social se realizaría fácilmente una vez que los hombres conocieran el modelo de la sociedad trazada por ellos.

Partiendo de algunas ideas utópicas de SAINT-SIMÓN que cada vez fueron menos utópicas, que hoy traemos a Fachega, por considerarlas de rabiosa actualidad mundial, aunque para algunos le puedan parecer lejanas en el tiempo. No podemos olvidar que algunos de los movimientos de nuestros días tienen muchas concomitancias con las ideas de aquellos pensadores.

En aquellos tiempos, parecidos a los de hoy en día, han aparecido, como siempre, los perfiles de algunas vidas (1.760 – 1.825), en este caso de SAINT-SIMÓN, que puede extrañar en nuestros días pero que pasó a la historia, por sus elucubraciones sobre la sociedad de aquella época.

CLAUDE–HENRI DE ROUVROY, CONDE DE SAINT-SIMÓN, de familia noble y miembro de ella, recibió sus instrucciones, pero en contacto siempre con las ideas más avanzadas de entonces, fue una figura eminente del liberalismo desde su infancia. (Continuará).

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Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
Martin Niemoller

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