¡GOODBYE! ¡GOODBYE! ¡GOODBYE!

viernes, 11 de febrero de 2011

Recordaremos todos, o al menos una mayoría, que en los años ochenta, el capitalismo se quedó sin enemigos, tanto en los EE.UU. como en Europa. Fue a partir de aquí, cuando la llamada"clase media" de los EE.UU. y la de Europa, cuya función era la de ser barrera antirrevolucionaria y anticomunista, cuando perdió su función. El sistema ya no necesitaba "muros" y nació el "goodbye clase media euroamericana".

Para que una mesa se sostenga, al menos necesita cuatro patas, y hasta el 2.006 este "grupo social" solamente funcionó con tres; pleno empleo, créditos a mogollón y cierta estabilidad socioeconómica que permitía horas extras, pluriempleo, es decir disponer de un "currito" con que se podía pagar un cierto estatus social, pero ¿que pasó? Que todo esto cambió y ahora, por falta de la otra "pata", el sistema pasa de la clase media, en un y otro lado, y cuando se acaben los "recursos" esta clase media verá que al igual que cayó "el muro de Berlin", caerá la otra tapia, la del capitalismo de "rostro humano" y por primera vez, los hijos vivirán peor que sus padres. Todo ello, por haberse olvidado que aquí tambien se funciona con las cuatro patas.

Las perspectivas de la economía mundial demuestra el carácter desigual en su recuperación económica que sigue concentrada en algunas economías emergentes, pero que aún es débil en buena parte de las llamadas economías desarrolladas. ¡y todo por falta de la otra pata! ¿Tendremos otra vez" la mala pata" de volver a caer por culpa de la otra pata? ¡Vaya usted a saber! Si el Fondo Monetario Internacional, en su día dirigido por el español Sr. Rato, no fue capaz de encontrar la pata que faltaba, menos la va a encontrar el barrendero de la esquina. Así nos lució el pelo a todos, sin excepción.

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Sobre este blog

"Soy humano; nada humano me es ajeno". Terencio

"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
Martin Niemoller

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