¿Quienes son los muertos, los que se fueron o los que aún quedamos?

jueves, 9 de diciembre de 2010

Despues de tantas historias vividas de una y otra parte escritas y pagadas muchas de ellas con la muerte, hoy me hago la pregunta ¿Quiénes son los muertos? Los que se fueron o los que quedamos. Vamos a ver: Si el sol hace su recorrido de Este a Oeste, los seres humanos también tenemos nuestras rutas señaladas y aparentemente nos demuestran que los muertos se van y los vivos nos quedamos. Esta es la realidad si lo que se entiende por morir o vivir no nos haya interesado creer otra cosa. Así hemos crecido generación tras generación esta realidad de la vida y la muerte, aunque en estos momentos para mi, podamos morir antes y poder seguir viviendo despues. Me explico: El ser humano nace y a más o menos distancia de años y meses desaparece. La vida está en la carne que le sirve de envoltura para dar vida a lo que lleva dentro el hombre, actualmente viene cosechando grandes logros, económicos-financieros y científicos. La inteligencia humana está ganando muchos éxitos, pero sin ser capaz de sostener lo que lleva dentro. Y claro, muchas veces cierro los ojos y veo un camino y por él mucha gente preocupada que me obliga a preguntar: ¿A donde vamos? Y da la circunstancia que nadie contesta, qué tienen miedo a este presente, a esta grave situación económico-social que arrastre tanto lodo que se pague caro el haber querido ver lo que hay más allá de las estrellas.

Cuando nacemos y a la medida que empezamos a crecer, nuestro organigrama nos va indicando lo que es bueno y malo; cuando se enciende la lámpara de los cinco sentidos, nuestro contable va tomando nota de todo lo que hacemos bien o mal. La inteligencia y el don del saber nos hace responsables de todo lo que hacemos y cae sobre cada uno, la obligación de caucionar. La verdad es que hasta cierta edad estamos subiendo la cuesta y cuando llegamos a la mitad, es cuando nos damos cuenta de que nos hemos desgastado física y mentalmente sin ocuparnos de controlar nuestros actos y solamente nos damos por enterados cuando "vemos los cipreses como centinelas presentes para recibirnos allí". También cuando se funden los plomos de la lámpara de los sentidos, nos damos cuenta de que ya es tarde para retroceder. Pienso muchas veces que todos tenemos un alma, espíritu o energía, es decir, somos como una maceta y en ella una planta, esta crece a medida que se desarrolla, nuestra carne, se cultiva y nos dedicamos a darle la fama más representativa al tiesto. A toda esta carrera desenfrenada le llamamos "vivir". Desconozco porque el destino me hizo nacer. Lo cierto es que tengo vida y energía, alma, espíritu o energía que me alienta, porque no creo que me hayan enviado a este planeta tierra con ningún derecho propio para que haga uso de mis caprichos; no creo que me hayan dejado venir para mostrar ante mis hechos un acto de sedificación.

Pienso amigos que lo importante no es vivir por vivir, sino vivir porque viva el inquilino que tomó posesión de la carne que fue creada por otra carne conyugal y lo que vale es el organigrama que llevamos dentro al margen de su envoltura llamada carne. Muchas veces me he preguntado:¿Podemos morir antes de que doblen las campanas? Sinceramente e pensado que sí, porque la carne que en este rodaje ha hecho que se muera, lo que poseía dentro, ese espiritu, alma o energía queda, al igual que la espiga sobre el sembrado, que caidos sus granos y esta muerta, se la lleva el viento. También en este caso, presumo que los cuerpos humanos son de aquellos muertos que quedaron, de aquel otro que se va porque su plazo ha señalado el corte de la vida con la muerte es de los que viven, no han muerto aunque hayan sido llorados. Entónces me pregunto ¿Quienes son los muertos, los que se fueron o los que aún quedamos?

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"Soy humano; nada humano me es ajeno". Terencio

"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
Martin Niemoller

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