En Memoria del Abuelo Árbol.

domingo, 25 de diciembre de 2011


Acabamos de recibir la triste noticia de que el descomunal y rotundo “alcornoque” de la dehesa extremeña, nacido en tiempos de Hernán Cortés y Pizarro, allá por el siglo XVI ha muerto el 4 de diciembre del presente año, 2.011. Al parecer no se desplomó por envejecimiento o enfermedad, no; lo mató la pasividad y la burocracia administrativa, como siempre. Dobló la rodilla incapaz de soportar el peso de sus ramas, su impacto provocó la estampida de los pajaritos que descansaban en su fatigado espíritu.

Con los primero síntomas febriles, con sus 10 metros de base de su impresionante tronco, había recibido el espaldarazo con la visita real.

El “abuelo árbol” había traspasado las fronteras, convirtiendo al pueblito de El Toril, en centro de interpretación denominado Pórtico de Extremadura en pleno corazón de esta reserva de la biosfera. La salud del “abuelo árbol” se había desquebrajado sin que nadie acudiera en su auxilio y la orfandad se había instalado en el pueblo. Ya en los años 90 se supo que sus heridas podrían ser mortales si no se actuaba a tiempo; en el 99 decidieron operarlo con una poda sanitaria y recobró un poquito de vigor. En el 2.004 Extremadura le declaró “Árbol Singular”, pero se ha derrumbado por el peso de sus ramas y al estar fuertemente atacado por el “Cerambis” una termita que le entró en su día producido por un hongo de su corteza.

Fuere como fuere el “Abuelo Árbol” ha muerto por su ancianidad, estaba podrido por dentro.

Descanse en paz nuestro hermano  “Abuelo Árbol” en la memoria de cuando alguien se va, algo nuestro se pierde.

Imagen: Alcornoque.

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Martin Niemoller

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