NUESTRA ACTITUD

domingo, 3 de abril de 2011

Ya nadie discute en que vivimos en un mundo competitivo y la "vida" de cada ser humano es la carrera que tiene que pagar hasta llegar a su destino final: la muerte.

Los que tienen suerte, desde los infantiles años, los estudios son la preparación para salir a la escena de la vida. La concepción de conocimientos van cargando nuestras neuronas para la construcción de nuestras vidas y poder competir y vivir en ella. Por lo tanto, de nuestra aptitud ante la vida, con sus derrapes, despistes, acelerones, desintereses, etc... para ganar hay que poseer una aptitud "de querer ganar", que en fútbol se le conoce como "hambre de gol"; porque, sin ella, sin conocimientos, esta vida no es más que "un parásito de vida".

En este tramo de la vida, se reciben inevitablemente "golpes", es inevitable, pero aceptar que los dias se conviertan en una suma interminable de desidias, de drogas y tiempos muertos es conducir a nuestra juventud al "apaga y vámonos". Con absoluta independencia de la edad, nuestra JUVENTUD, su aptitud, su ilusión y su interés tiene que estar en su futuro. Nustra JUVENTUD desde sus "sueños" tiene que pensar en crecer para SER y VIVIR, para permanecer... La vida es como una bicicleta, pedaleando siempre, si no te caes. Nuestra JUVENTUD tiene pendiente su futuro y por eso tiene que luchar por otro cambio de ciclo.

Nos han llevado a esta época del culto al cuerpo y la oferta y demanda de gimnasios conocen una progresión geométrica. Hoy, indudablemente, con un buen cuerpo te sientes a gusto, te gustas, sales en las televisiones, pero respecto al "culto del cerebro" ¿qué? Este tambien aporta poder intelectual que lo hace superior a otros seres vivientes. Cuando dormimos, en nuestro cerebro funcionan tres tiempos: el pasado, el hoy y el futuro, que son los extremos de nuestro tiempo vital, es decir, lo vivido, lo que estamos viviendo y lo que queda por vivir, nos hace lo posible para "pedalear" las neuronas, mirando hacia adelante.

Nuestra JUVENTUD tiene y debe insuflar a cada uno de sus cerebros suficiente información para que a cambio obtenga las respuestas:"ética consigo mismo". Nuestra JUVENTUD debe desplegar el mastil mayor de la embarcación que debe aguantar las velas de nuestro "navegar" por la vida. Nuestra JUVENTUD tiene forzosamente que orientarse en la dirección de los tiempos que les ha tocado vivir para lograr sus objetivos. Nuestra JUVENTUD tiene que pensar en que la vida es un cúmulo de monotonías, aderezadas con "éfimeros pimientos" y otros condimentos, y el cerebro al igual que cualquier otro motor, necesita recomposición, para "revitalizar nuevas conexiones", pero sin los "bocazas" envidiosos que tratan de poner, y a veces consiguen poner barreras, estando atentos en detectar a tiempo, los que los "distraidos" no quieren ver.

En este mundo nadie ha nacido predestinado para el fracaso. En todas las civilizaciones cultas, han alcanzado importantes posiciones en todas las ramas del saber y hacer. La Juventud de éxito, la oportunidad la coge al vuelo y los demás a cámara lenta. En este mundo tan competitivo, ya veis adiario como está el "inmenso Bazar global". Ahora bien, si observamos a nuestro alrededor, solamente hace cuatro generaciones, la inmensa mayoría de las cosas de las que nos servimos, eran imposibles: electricidad, televisor, móvil, ordenador, aviones y un larguísimo etcétera.

Todos estos "utópicos" se han conseguido como motores de nuestro "bienestar social" y para servicio de la HUMANIDAD. Esto es lo que posee nuestra juventud: calidad de vida, progreso y el germen para su continuidad". Por eso, pedimos a nuestra juventud actual, que sueñen con una nueva "utopía" de vivir que es vivir dos veces haciendo que el cerebro de cada uno de nuestros jóvenes potencie lo bueno y diluya lo malo.

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Sobre este blog

"Soy humano; nada humano me es ajeno". Terencio

"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
Martin Niemoller

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