MONJAS MILLONARIAS Y DIOS SIN SABERLO

viernes, 11 de marzo de 2011

Existen detalles en la vida y este es un ejemplo, con las monjitas de Zaragoza, con cuatrocientos o más millones de euros guardados que le han desaparecido del convento, sin dejar rastro ¿los habrá recogido Dios, o alguno de sus enviados?

No lo sabemos. Ahora bien, en el Evangelio, Jesús dice no "atesorar" riquezas de este mundo y lo que guardaban las monjitas cistercientes de Zaragoza, lo eran y ya juzgar por el hecho, no le han hecho caso, atesorando unos milloncejos de euros en billetes de 500, que ahora denuncian la desaparición, y no porque se hayan usado para socorrer a los hambrientos de hoy que son muchos, ayudar a los hipotecados que no son pocos, o los pequeños comercios, autónomos, etc... muy a pesar de que Jesús dijo que hay que socorrer a los pobres, de los que Cáritas cifra en más de 8 millones y que el gobierno del mal llamado hoy partido socialista desconoce, mientras nuestras hermanas cistercienses de clausura, en sus momentos de ocio se dedicaron a coleccionar, nada menos que en billetes de 500€, que al "no enterarse Dios de ello", otro u otros los recogieron, conforme a su fe y a sus votos en obras de caridad, sobre todo en estos momentos de tanta penuria.

Sabemos que más de uno, las han criticado, pero nosotros las perdonamos, porque las monjitas en cuestión no han hecho ni más ni menos que imitar a sus superiores jerárquicos que andan detrás del dinero en todas sus formas; expolios de solares, terrenos y edificios de los que los señores obispos dan fe a diario, así como de los oscuros negocios del Vaticano y los no menos multimillonarios Legionarios de Cristo con su fundador a la cabeza, aunque el papado disimule no reconocer. Este es hoy "el pan nuestro de cada día".

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"Soy humano; nada humano me es ajeno". Terencio

"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
Martin Niemoller

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