Ya te lo decía ayer…

viernes, 2 de marzo de 2012

Que, nuevamente volveríamos a hablar de los estudiantes por sacar a la luz las carencias de las aulas valencianas. También de los 220 antidisturbios preparados contra “el enemigo”, si se presenta. Mira, Sancho: la plantilla fija es de 120 agentes, otros 100 de otras provincias reforzadas con dos unidades más, por si a caso, “el enemigo” entra en combate. Por su parte, “el enemigo” es, por ejemplo, un centro construido hace 7 años con grietas y goteras; “el enemigo” es la persiana rota, o la falta de sustitución de profesoras, o la entonación de los cánticos “en la casa de Camps, todo el mundo salía con unos trajes de más”. Este es el enemigo de que nos hablan, por las protestas pidiendo la destitución de altos cargos por fraude en ayudas al Tercer Mundo, por la Consellería de Solidaridad en la época de Rafael Blasco. El enemigo tiene que ver con fraude, malversación y falsedad en la concesión, en el 2.008 de 1.8 millones de subvenciones para proyectos de desarrollo y hay que denunciarlo porque es grave. Grave es, también porque hablando de fondos de cooperación para personas necesitadas, se desvíen para otras cosas…  cómo la adquisición de pisos, según comenta la prensa.

Ahora, el director general de la policía dice que no tiene “enemigos”, pero está obligada a intervenir para hacer frente a “elementos violentos” que a su juicio se introducen en las manifestaciones.

Es difícil dominar la “indignación”, pero que podemos esperar de quien califica a los estudiantes como “enemigo”, cuando estos lo único que hacen es “defender" sus derechos frente a un gobierno que “recorta” gastos elementales para gastarlos en otras parafernalias. No hace falta repetirlos pues durante estos 20 últimos años estuvieron presentes en prensa, radio y televisión; estos hablan por sí solos.

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Sobre este blog

"Soy humano; nada humano me es ajeno". Terencio

"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
Martin Niemoller

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